La nueva tecnología 5G está llegando a nuestro país y pronto muchos terminales podrán operar con esta tecnología, pero no todo el mundo sabe cuáles son las diferencias o mejoras respecto al 4G o al usual 3G.
El tránsito de descarga y subida de contenidos se multiplicará por diez gracias a las nuevas conexiones, lo que facilitará las descargas de datos en muy poco tiempo, por ejemplo, una película de 15 segundos en alta definición se podría bajar de internet en menos de cuatro segundos con el 5G, frente a los casi tres minutos de las conexiones 4G. Bajarse una lista de reproducción de una hora de duración desde Spotify requerirá de solo medio segundo en 5G. Hacerlo con 4G necesitaría 20 segundos, mientras que en 3G se demoraría alrededor de 7 minutos.
Para navegar por páginas web, el 5G permitirá hacerlo en apenas 25 milisegundos, frente a las 9 décimas de segundo del mejor 4G. Salvando las distancias, pasar de velocidades de 200 megas por segundo del 4G a los 10 Gigas por segundo del 5G, podría compararse a recorrer una distancia entre Madrid a Barcelona en 6h 30 minutos… a hacerlo en menos de 12 minutos.
La baja latencia es una de sus principales ventajas, es decir, en el 5G, cualquier impulso es inmediato, la latencia resulta básica para las videoconferencias, aplicaciones e incluso coches autónomos entre otros usos. El 4G logra latencias de 100 milisegundos, el 4G+ de 20 milisegundos y 5G en apenas 1 milisegundo
Otra gran ventaja será la capacidad del 5G para abastecer la demanda de múltiples conexiones simultáneas, que se multiplicará por cien respecto al 4G. El 5G podrá conectar al mismo tiempo a un millón de dispositivos por cada kilómetro cuadrado.
La Red 5G no puede caerse. Si eso ocurriera, los coches sin conductor estarían condenados al siniestro. La conectividad del futuro debe ser fiable, consistente y estable. Mientras que el 3G y el 4G permitían conectar a personas con la Red, el 5G incluirá a infinidad de objetos llamados a hablar siempre entre sí y sin descanso.
Otra ventaja será la reducción del consumo energético. Nada de lo anterior sería sostenible si la nueva red no optimiza los recursos energéticos disponibles. Las exigencias de conexión de millones de objetos podría duplicar el consumo actual de energía de la red, algo que el 5G intenta evitar por medio de algoritmos muy sofisticados y procesadores cada vez más afinados y que requieren un menor voltaje para su funcionamiento. Según datos recientes, el consumo de batería de un equipo 5G será un 90% inferior al de otro de 4G en lo relativo a la transmisión de datos.
La banda ancha 5G está diseñada para discernir el tráfico y priorizarlo en tiempo real en función de las necesidades, en el improbable caso de una saturación en la red, entre dedicar ancho de banda al coche autónomo o la descarga de un vídeo, el sistema sabrá elegir lo más conveniente.
Si el consumo medio de datos 4G de los españoles es de 9 GB al mes, semejantes recursos se agotarían en una decena de segundos. Por lo tanto, el 5G en el móvil exige la existencia de datos ilimitados a máxima velocidad, algo que no es necesario con las generaciones anteriores.
Actualmente en España la red 5G ya está operativa en las principales ciudades, aunque no es una red 5G “pura”, ya que se apoya en la 4G para su funcionamiento, y aunque su velocidad real viene a ser de 1 o 2 Gigas, mucho mayor que la 4G, dista mucho todavía de los 10-20 Gigas teóricos que se pueden alcanzar en un futuro cercano.